(Pinturas de Octavio Ocampo, pintor Mexicano)
Esta obra está bajo una
«Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor»
Si quisiéramos saber cuánto vale una vida humana, la respuesta dependería mucho de a quién le planteáramos la pregunta y desde qué contexto y circunstancias nos está respondiendo.
Un discípulo acudió al maestro para preguntarle:
-Maestro, ¿cuánto vale un ser humano?
El maestro no respondió a la pregunta, se limitó a sacar de uno de sus bolsillos un diamante y decir a su discípulo:
-Ve al bazar y pregunta a varios comerciantes cuánto vale este diamante. Pero… ¡No lo vendas! Después vienes a verme y me cuentas cuánto te han ofrecido por él ¿De acuerdo?
-De acuerdo maestro-.
El discípulo fue al bazar, presentó el diamante a un vendedor de verduras y le preguntó cuánto le darían por la joya.
-Te podría ofrecer hasta cuatro kilos de patatas-.
El discípulo acudió a una cacharrería y el propietario le dijo:
-Por este diamante te podría entregar unos potes de bronce y dos cubos de latón-.
Después, el discípulo acudió a una bisutería. El dueño, tras examinar el diamante, dijo:
-Por este diamante te puedo ofrecer un collar y unos pendientes de acero-.
A continuación el discípulo se dirigió a un joyero, que cogiendo el diamante en sus manos, le dijo:
-Por esta joya podría ofrecerte una buena suma de dinero-.
Decidió finalmente ir a la joyería mejor del bazar. El dueño era un gran joyero y, después de examinar con lentitud el diamante, comentó:
-Amigo mío, este diamante no tiene precio. ¡Su valor es realmente incalculable! ¡No hay suma de dinero que pueda adquirirlo!-
Cuando el discípulo le contó al maestro todas sus gestiones, éste le dijo:
Creo que ya no hace falta que te lo explique… Tu mismo te habrás dado cuenta.
El valor de un hombre depende siempre de quien lo «tase».
Citado en http://rincondemayka.webcindario.com/hist_el_valor_de_un_ser_humano.htm
Imagínese si le hiciéramos la pregunta a Oskar Schindler el personaje de la famosa película “La lista de Schindler” seguramente nos contestaría desde su contexto, que una pieza de oro, o algún otro objeto valioso que durante la segunda guerra mundial era preciado por los opresores alemanes, hubiera bastado para salvar la vida de alguno de los prisioneros de guerra, por eso al final de la película se lamenta amargamente llorando, por los bienes que despilfarró y en ese momento hubieran significado la salvación para muchos cientos de vidas.
http://peliculasid.biz/2689/La-lista-de-Schindler_Espaol-Latino.html
Si le hiciéramos esa misma pregunta a un radical del islam, que está dispuesto a empeñar la propia vida en sacrificio en un acto terrorista que matará a cientos o miles de sus enemigos sagrados, es muy probable que su pensamiento sea, que la vida de sus enemigos no vale nada ante los ojos de Dios.
Si le preguntáramos a un monje que vive en el Tíbet, seguramente nos diría que cada vida humana es sagrada, porque es imagen y semejanza de su creador.
Pero finalmente, si le preguntáramos a un empresario neoliberal de nuestros tiempos, probablemente nos diría que una persona vale su capacidad de producir bienes y servicios, como también su habilidad de generar utilidades.
Bajo este último y peligroso criterio de valoración, se estaría calificando con una nota muy baja a la población económicamente no activa, a los no nacidos, a los menores de edad, a los adultos de la tercera edad ya jubilados, a los enfermos terminales o en coma, porque se estaría utilizando una regla para medir, que pone el valor absoluto de la dignidad del ser humano en dependencia de una contribución o función. Hacer esto equivale a quitar al ser humano del centro, del presente y futuro de la historia.
Si los intereses empresariales y comerciales, financieros, políticos y económicos, así como también los objetivos tecnológicos y científicos, son el punto final de referencia del rumbo de la humanidad, olvidando al creador y autor de todas estas disciplinas y esfuerzos; entonces el futuro del humanismo, la dignidad del ser humano, los derechos de varias minorías están en riesgo.
Nunca será demasiado tarde, ponerse de pie, alzar la voz, señalar con valentía, cuando el papel de la persona se vaya borrando del firmamento de la vida social. Callarnos, desviar la mirada, cerrar los ojos, es tan culpable como aquellos que buscando sus propios beneficios, son capaces de sacrificar a todo un pueblo en función de intereses materiales, económicos y políticos.
Para variar hagamos algo, en especial, defendamos a aquellos que no saben, no pueden o no tienen todavía la capacidad de defenderse. Sólo haciendo cada uno nuestra parte, dejaremos un mundo mejor que el que nos encontramos al llegar.
“No me preocupan los gritos de los Canallas, solo el silencio de los Justos” – Martin Luther King
Sergio Moreno Ibarra
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Aunque muchos de nosotros estamos completamente de acuerdo con la información de este post, creo que lo más importante es hacernos un autoexamen sincero con el firme propósito de actuar con base en los resultados obtenidos. En ocasiones, sin darnos cuenta pudiéramos caer en el error de menospreciar, por medio de nuestras acciones, a las personas mayores. La ignorancia y la falta de atención son armas muy poderosas y que pueden causar mucho daño.
Felicidades por esta información Sergio, realmente me puso a reflexionar.
Muchas gracias a ti Marcos, por tomarte el tiempo de leer, creo que todos tenemos un deber moral con los demás, con la sociedad, de mejorar el entorno y ayudar especialmente a aquellos, los más vulnerables, los que no tienen idea de cómo luchar, al menos mostrando nuestra solidaridad y buscando espacios para una sociedad más justa. De nuevo gracias por tu participación.